NO LE PERTENEZCAS

No le pertenezcas nunca a nadie.
No le dejes la puerta abierta... porque si se la dejas, no se molestará ni en ganarse que le abras. Entrará sin más, como si volviera de comprar tabaco, como si nada hubiese pasado. Sin respuestas, Sin reproches. Sin miedo. Y lo que es peor: sin remordimientos, porque no habrá aprendido NADA.
Sólo habrá aprendido que puede salir y entrar de tu vida con una llave llamada promesas vanas. Sólo habrá aprendido que eres suya y que puede guardarte en un cajón como un libro que se cansa de leer y coge de vez en cuando para releer lo que más le gusta de él y olvidar el resto.

Amiga mía, a una mujer se la debe querer SIEMPRE y ENTERA. Jamás a ratos ni a trozos.