Es inútil tratar
de aprender a besar
tan cerca ya del fin...
Estas manchas de rimmel
en tus párpados gimen
y dejan cicatriz.
Y ya no tiene sentido
discutir quién ha sido
el más culpable de los dos:
el que empezó a flirtear
con las flores del mal
y el desamor.
No sé por qué
las caricias que ayer
conseguían prender
mi excitación
hoy no me calman la sed:
la humedad de tu piel
se marchitó.
Y no hay palabras que ocupen
el lugar que no supe
yo llenar...
Se nos ha muerto el amor:
es mejor decirnos "Adiós!"
sin llorar.
Quédate tú con todo:
pero déjame solo
con mi soledad...
¿Qué más te puedo decir?
Ojalá seas feliz
sin mirar atrás.
No me arrepiento de nada,
tal vez alguna madrugada
piense en ti:
cuando te añoren mis huesos
cuando me duelan los besos
que te di.
de aprender a besar
tan cerca ya del fin...
Estas manchas de rimmel
en tus párpados gimen
y dejan cicatriz.
Y ya no tiene sentido
discutir quién ha sido
el más culpable de los dos:
el que empezó a flirtear
con las flores del mal
y el desamor.
No sé por qué
las caricias que ayer
conseguían prender
mi excitación
hoy no me calman la sed:
la humedad de tu piel
se marchitó.
Y no hay palabras que ocupen
el lugar que no supe
yo llenar...
Se nos ha muerto el amor:
es mejor decirnos "Adiós!"
sin llorar.
Quédate tú con todo:
pero déjame solo
con mi soledad...
¿Qué más te puedo decir?
Ojalá seas feliz
sin mirar atrás.
No me arrepiento de nada,
tal vez alguna madrugada
piense en ti:
cuando te añoren mis huesos
cuando me duelan los besos
que te di.
Joaquín Sabina, "Noches de Tormenta".
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